UNA SOMBRA QUE PASA
Él cacereño Diego Doncel, así mismo que Alvaro Valverde y Carlos Marzal, del cual la mayoría de sumas de trabajo recientes idos publicando últimamente en la Serie Nueva textos santos, procede también de una zona «periférica», apartado del dos habitual centros editoriales, Barcelona o Madrid. Nos parezco un dato curioso, ningún eximir del interés para quién analiza, quiere y crear poesía en este país, pródigo en poetas buenos. Una sombra que pases, segundo libro de poemas de Doncel, el más joven del tres, llega en musical clef, mediante los quince movimientos que compone este poema único, aquel eco en el alma que siembra resonancias del amargos desencanto delante de «este tristes misery para ser hombre». No sorprenden , entonces, de aquel en Antoni Marí, director de esta colección, los gusanos de Doncel le han inspirado la reflexión siguiente: «Quizás en el hombre sólo fue posible obtener un instante de beatitud; un instante en qué oye salvado del dolor y en el abrigo del tiempo y su inclemència. Un instante que parece eterno y que, no obstante, pasa veloz, también a pesar de que una sombra. Quizás el hombre era esta sombra, y la vida un pase entre enigmas, ruinas y silencio. Quizás la existencia era como aquel nadando que abrigos lo cada de ceniza, o un sueño malo: una condena en la soledad, con el dolor atrapó detrás cualquiera risco. Quizás, en efecto, la vida sólo es aquello: un grande void, un sueño o uno bostezo. Pero, cuándo incluso, aquello no dejado para murmurar los pájaros o abrir las rosas o él azahar de las áreas! Quién sabe si, en el pase de una sombra, ningún sobreviene el así ansiada“aurora sepultada en la nieve”?».
