TRIP HORSE Y LA MUERTE INFINITA

Este libro es, probablemente, un libro de amor. De amor, caballos, héroes discretos y un perro muy pequeño. Un libro que quiere y trata para hablar de amor, pero que hable de otra cosa. Y en el discurso recurre esta línea de hincapié que partes el amor de la supervivencia, los errores de los éxitos; la verdad, del más absoluto de las mentiras. Y en el discurso hila pausadamente una historia pequeña que –desapercibida– intoxicado, entristece y tranquilo. Quizás no son ningún todas las penitencias una penitencia única engañó? Quizás tiene que importar la derrota tan sólo dura una vida? Él lacónico el viaje no ha tenido nunca nada limpio. Ella, quién sabe, lo tiene quizás tuvo; quizás núm. Y en esta ciudad irreal –una ciudad que bien podría ser hom y que muy bien podría ningún ser cabe–, menteixin, carrera y llegar delante del trágico determinismo que su puerta en pensar en él irrealidad gustar fin, y en aquella la muerte no es no nadando de modo que nada es el más cerca que puede ser de cualquier parte. Estas charlas de libro, en definitivos, para saber bruto y para saber perder también a pesar de que sólo sabe para perder un grande; con él empaque de un grande. Eduardo De Rubín