MIS PIES DE MONO

hay de los poetas que pase la vida afilando lapiceros. Su obsesión es para tenerles siempre en vuestro, que lo grafito amenaza, aquellos sustos, que el papel retract delante él temptativa del puntiagudo y áspero frec de su consejo. El Malo es que en esta fijación los poetas entretienen, retraso , perder mientras empeñan, compulsivos, da estallido en sus armas y pose en un sitio de observación privilegiada desde qué detalle la trascendencia. Entre así, los poetas con los pies de mono van capturar la poesía del cloaks de los árboles, de los chips de terroir, de la sede trasera de los coches, del molares cariadas, de las axilas y de todos los libros de poesía y de filosofía aquello haber pisoteado mientras viajaron, cesados para dormir o dio regresado en las cosas de la vida sentada en él váter. Miguel Martínez López es uno de estos, del aquello no para en edging lapiceros, un poeta prensil, aquello hace las cuestiones y la prueba le empiezan de las respuestas en los meses, en el fatalities, en el a, aquello va saltar del diminuto en el cósmico con este lucidity de quién no importa lo que cuestiones y parones en creer que no es cruz tan importadora él igualmente a pesar de que aquello un tiempo al menos algo te cruzas.