LUCIERNAGAS
Con una voz íntima que moduló sobresalts y nebulosas, Ana María Matute afrontó en en las experiencias de una banda de jóvenes, casi chicos, en quién la guerra civil ha desnudado de cualquier resto de su universo infantil anterior. La altiplanicie escogida es una Barcelona de soldados y dar el daño pintó, de refugiados y mendigos, de occult personas que prueba sobrevivir día a día en medio del rebles, el ligero blanquecina del reflectante, el bombings y el amenazado espera. Pero más allá de un tiempo y una habitación concreta, el propósito del escritor es para presentar en algunos chicos que coexist con el miedo y la muerte y profundizar en las emociones de un joven que, desde la culpa y él provisionalidad, encontrará en el amor el significado auténtico de la paz.