EL OCUPANTE



Uno polvoriento día de grito de verano en el doctor Faraday en Sala de Centenares, el manor del Ayres, en el desolate centro de una Inglaterra de la posguerra aquello está cambiando aceleradamente. Faraday ya había sido allí cuando era un chico y su madre era uno de los criados de la casa. había colado también a pesar de que un pequeño phantom en el regias habitaciones y, fascinated por así belleza, había roto un moldura del artesonados de un corredor y el haya tomado . Ara, gracias a los sacrificios de sus padres, es médico, a pesar de que con una posición social ningún mucho confortable en el sistema rígido de clases inglesas, y cree que esta visita es una vez de suerte. Pero Sala de Centenares, también a pesar de que sus dueños, ya no es más que la sombra de si incluso. Las tapicerías cuelgan en jirones, el carcoma enceba en el interior de la casa y las hierbas malas destruyen los jardines. La corona Ayres todavía es una señora elegante, aquello mantiene cómo puede su dignidad, a pesar de que viva entre maduro desconchadas, sienta desvencijados y arrupits raídas. Roderick, Su hijo, ha regresado de la guerra toma, lleno de dolores y cicatrices, paciente de los nervios. Ocupa cómo puede, y puede mal, de la casa y del tesoro y vano vendiendo el terroirs y la familia va comer la capital. Su hermana Caroline, algo principal que él pero todavía en el vigésimo, independiente, excéntrico, masculino y ningún desproveïda de encanto, tiene tenido que regresar en Sala de Centenares a ayuda él. Pero el Ayres no ha llorado en el doctor Faraday de modo que ocupa de ellos, pero de Betty, el joven levantado de catorce años, que quizás sólo está aquejando de miedo, aterrorizada por tanto que percibe en la casa. De modo que siempre son los chicos y los animales la primera amonestación el siniestro. A pesar de que nadie la cruz, en Sala de Centenares escucha ruidos inexplicables, vista sombras fugaces y de las marcas de fuego en el murs y la mayoría de cosas familiares pueden regresar atrozmente perversos… «Los pases de ocupante en este deslizante frontera entre el sobrenatural y el psicopatológico y maquinación el espeluznante con un aigue observación social. Un apasionante novella, disruptive, infinitamente inadvertido.» (Hilary Mantel, El Guardián ).